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Greenpeace: poder y voz social en la defensa del medioambiente

Greenpeace: poder y voz social en la defensa del medioambiente

por Valentina Rey | 03 de marzo 2021 

La lucha por la protección del medio ambiente ha sido dura, desgastante y muchas veces desesperanzadora. Son muchos temas que abordar, muchos problemas que visibilizar y sobre todo, muchas acciones que modificar. ¿Qué priorizar? Descubrirlo ha sido un gran desafío para los colectivos y organizaciones medioambientales, ya que todo parece ser igual de importante. Sin embargo, durante mucho tiempo la agenda estuvo marcada por la preocupación por el cambio climático y la protección y liberación del agua. Y en eso, el problema del plástico, como tema secundario, comenzó a ser más importante debido a su acumulación. 

Cada año que se dejó pasar, se empezó a acumular y por lo tanto, las cifras relacionadas al consumo de plástico aumentaron exponencialmente. Como explica Soledad Acuña, encargada de sostenibilidad de Greenpeace, se transformó en una bola de nieve, de la que si no nos hacíamos cargo ahora, prácticamente se opacarían los otros propósitos de campaña”. En cada acción que realizaban, con el foco puesto en el Océano, los derechos del agua y la protección de los glaciares, entre otros temas, siempre aparecía el plástico como un problema transversal. Lo que motivó a la organización a iniciar una campaña para reducirlo y eliminarlo de la vida cotidiana. 

La última campaña “Chile sin plásticos” de Greenpeace fue catalogada como inédita. Esto, porque se reunieron 30 figuras públicas, actores, periodistas e influencers, que amplificaron la voz de casi 80.000 firmas con las que cuenta la organización en esto que han llamado un movimiento social por la eliminación del plástico.

“Evidentemente se está generando, no una campaña, sino un movimiento, que es el movimiento de Chile sin plástico, que es el que nosotros/as esperamos haga despertar a las autoridades”, dice Acuña, quien reconoce que Greenpeace es más que un nombre o marca, “es la voz de muchas personas que firman una campaña y que ven una esperanza en nuestro poder”. Por lo tanto, la responsabilidad es grande: amplificar esa voz para generar cambios.

Tres años lleva el movimiento de “Chile sin plástico”, el que comenzó juntando firmas de distintas organizaciones de la sociedad civil, de diferentes personas y algunas figuras públicas. Cuando se logró la ley que prohíbe las bolsas plásticas, el triunfo se sintió de forma colectiva y ahí vieron lo importante que era la presión popular para generar el cambio cultural, porque finalmente es eso, un cambio de prácticas cotidianas donde se requiere la participación de todos los sectores de la sociedad. 

Teniendo eso en cuenta, hoy la organización junto al movimiento, va por más. Puesto que el problema del plástico no es estético, sino más bien de salud para todas las especies que componen el Planeta. El plástico nunca se descompone en menos de 100 años, solo se fragmenta. Por lo tanto, debido a su excesiva producción y propiedades, lo que muchos no saben, es que nosotros lo consumimos de forma micro fragmentada en el agua o en algunos alimentos (sin darnos cuenta), mientras otras especies mueren por ingesta o atrapamiento. 

¿Qué hacemos para evitarlo? Esa pregunta es la que hace feliz a Greenpeace, puesto que cada vez aparece más, lo que da cuenta de un gran interés social y ciudadano en torno al cuidado medioambiental. Pero en este cambio, para Acuña las empresas se han quedado muy atrás. “Nosotros como ciudadanos estamos haciendo mucho, nos estamos esforzando harto (…) Sin embargo, pareciera ser que ese esfuerzo es solo de los ciudadanos y aquí hay responsabilidades compartidas. Las empresas, el comercio y las industrias tienen que tener el mismo despertar”, dice. 

Especial Medio Ambiente

Foto: Greenpeace

La voz de Greenpeace 

Soledad Acuña entró a trabajar hace cuatro años a Greenpeace, antes había participado como voluntaria. Ahora, como encargada de sostenibilidad, tiene la responsabilidad de buscar que se sumen más socios y socias y nutrir de información las diferentes campañas, ya que para ella “no son caprichosas, y para esto la participación de las y los socios es fundamental. Ellos son los dueños de Greenpeace. A veces ellos mismos nos van diciendo hacia dónde dirigir la organización en temáticas, acciones, comunicados, etc.” 

Greenpeace es financiado solo por socios y socias, no reciben apoyo ni aportes de empresas, gobiernos, ni institutos de estudio, universidades y menos partidos políticos, como dice Acuña. Eso les permite mantener una distancia de aquellos intereses particulares que podrían mermar una campaña. Las que nacen a partir de estudios y datos,  “con eso buscamos reunirnos, mandamos cartas, nos contestan y a veces no (…)», explica la vocera de sostentabilidad, recordando una manifestaciones de Greenpeace del año 2018.

Y es que defender el medio ambiente ante los crímenes ambientales es el propósito que moviliza a cada activista, socio, socia y miembro de Greenpeace. Es lo que permite crear cada campaña, cada movimiento que realiza la organización. Aunque siempre todo es “testeo y error. Miramos y probamos, seríamos muy soberbios si dijéramos que estamos seguros. Siempre está el miedo de que no va a salir, hemos cometido muchísimos errores, pero en el momento es luz, cámara y acción”, relata Soledad. Quien además menciona que para que una acción o campaña sea evaluada positivamente, se requiere coherencia absoluta, es decir, que no contamine y que vaya en la línea de la responsabilidad medioambiental. 

Ahora bien, como a todas las organizaciones de la sociedad civil, la pandemia instaló nuevos desafíos, sobre todo en la comunicación. En ese sentido, las campañas han ido variando y han tenido un giro a acciones digitales, algo que si bien no es nuevo para Greenpeace supone un esfuerzo doble, puesto que en confinamiento es la forma que tienen para comunicarse.

Especial Medio Ambiente

Foto: Greenpeace / Noel Guevara

El rol de las empresas en los cambios 

Durante los últimos años, es imposible negar que ha existido un aumento en la consciencia individual y colectiva en torno a la responsabilidad medioambiental. Y pese a que, como organización hacen todos los esfuerzos para que las marcas y empresas asuman aquellos compromisos de forma real, han recibido muchas negativas en torno a los cambios que se deben adoptar. Sobre todo cuando se trata de la utilización de plástico.

Hoy, para Soledad, la solución es que las empresas asuman un costo financiero si no se respetan las medidas sostenibles que muchas veces están en los discursos, documentos y proyectos, pero no en la práctica ni en el cotidiano. 

“El dolor de las empresas está cuando les pegas financieramente. Yo sé que la responsabilidad social, la sostenibilidad ha aumentado, pero en la medida de que no hayan penalizaciones fuertes, duras, las empresas van a seguir haciendo lo que quieren. Porque ese ha sido el principio, detrás de todo crimen medioambiental, extractivista, hay fines comerciales”, dice Acuña. Ahora bien, esto no significa frenar el crecimiento, todo lo contrario, sino más bien volcarlo a la sostenibilidad.

Las nuevas generaciones: el motor de cambio 

Si algo pareciera estar claro, es que estamos avanzando. Dejamos de lado la despreocupación y hoy hay más consciencia sobre la necesidad de cuidar y respetar el medio ambiente. Y en este camino, que recién comienza, Acuña cree que lo importante es no angustiarse, es saber que estamos haciendo lo mejor posible dentro de lo que se puede. Pero fundamentalmente que hay un otro, “comprender que vivimos en un sistema donde todos tienen que participar y tienen que recibir el mismo beneficio que recibo yo”, dice. 

“Nosotros no vamos a alcanzar a ver el colapso sistémico medioambiental, pero si lo van a empezar a ver nuestros sobrinos, hijos, personas que uno quiere mucho. Y eso es tremendamente triste, es como decir “pucha yo pude haber hecho algo”. Ese llamado a la consciencia de saber que nuestras acciones impactan en un otro, es el primer paso para la ecología”, explica Soledad. 

Y probablemente este aumento en la consciencia colectiva se debe, mayoritariamente, gracias a las nuevas generaciones, las que para Soledad, además de ser el motor de cambio, son las que nos tienen que dirigir hacia el futuro. Escuchar a las y los niños, hoy ser nosotros los aprendices, porque somos nosotros los que estamos en deuda, ese sería nuestro rol. «Las nuevas generaciones esperan mucho más de nosotros, que nosotros de ellas. Nosotros estamos muy al debe con las nuevas generaciones, estas ya vienen con un ADN verde», finaliza Acuña. 

Movilidad sustentable: el reto para el 2021

Movilidad sustentable: el reto para el 2021

por Factor Liderazgo | 23 de febrero 2021 

Cuando se piensa en la recuperación de los países post crisis del Covid-19, no sólo se hace desde la perspectiva económica, sino también desde la perspectiva social y medio ambiental. Puesto que si algo positivo produjo la pandemia, es que reafirmó la tesis que de la forma en que hemos estado viviendo y habitando el Planeta ya no puede seguir siendo la misma, esto si es que queremos continuar habitandolo. 

Por lo mismo, se requieren de los cambios más pequeños, a los más grandes para pensar en el futuro. Y cabe destacar que dentro de aquellos cambios, la forma en que nos trasladamos también es algo que debemos modificar. Y es complejo porque sí, nos asustan los cambios, sobre todo los que buscan transformar nuestra cotidianidad. Por lo que no es raro que nos resistamos a estas nuevas formas de hacer las cosas, aún así, lo raro y complicado, pensando en el futuro del mundo y lo que puede pasar, sería no avanzar hacia aquellas transformaciones, pese a los miedos que puedan surgir en el camino. 

En esa línea ¿qué significa modificar nuestra actual forma de transportarnos y movilizarnos por la ciudad? En pocas palabras, podríamos decir que hablamos de un modelo de traslado bajo en consumo y emisión de carbono, por ende saludable tanto para nosotros como para el medio ambiente. Lo interesante de este “modelo” es que no hay una sola forma de aplicarlo, sino más bien varias, que buscan acomodarse a nuestras preferencias e intereses.

Sostenibilidad

Menos autos y más bicicletas o caminatas, son parte del concepto de movilidad sustentable, modelo de traslado y ciudad que permite a las personas trasladarse sin generar emisiones contaminantes. Esto, además de ser responsable con el medio ambiente, permite hablar de un modelo más accesible, eficiente, seguro y equitativo para todo tipo de personas y necesidades, según especifican desde Greenpeace. 

En esta línea y porque la movilidad sustentable es un desafío importante de cara al 2021, en Chile ya se comenzó a trabajar para hacer de esto una realidad. Puesto que es necesario generar todas las condiciones logísticas y espaciales, que permitan adaptar la ciudad a la utilización de bicicletas, patines eléctricos, etc. 

Sostenibilidad

Según datos de Bike Santiago, luego del confinamiento del 2020, el uso de bicicletas compartidas aumentó en un 282%. Las cifras muestran un cambio importante entre abril y noviembre del 2020, desde agosto el aumento fue de un 40%, seguido de un 169% y 287% de septiembre y octubre, en comparación con abril. Si bien se entiende que la pandemia y la distancia social son factores claves que influyen en este aumento, son elementos que permitieron mostrar y fortalecer esta nueva forma de hacer las cosas. 

Por lo mismo, las autoridades del país han manifestado en diferentes oportunidades que ya se encuentran trabajando en un plan de movilidad sustentable para las personas que permita asegurarle a todas y todos que, independiente de la edad, género y condición social, tendrán acceso y derecho al uso de un sistema de transporte responsable con el medio ambiente y la calidad de vida de las personas. Porque no olvidemos que nuestros pulmones inhalan el aire contaminado. 

Tal como menciona el informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, de la ONU, el transporte produce una cuarta parte de las emisiones de gases que provocan el cambio climático. Reducir la emisión de gases es entonces uno de los desafíos prioritarios si queremos frenar el calentamiento global. 

Si bien se está avanzando, aún queda mucho por hacer en el país, sobre todo en materia de logística y construcción de ciclovías en buen estado que permitan este cambio en la movilidad. Esto, porque como muestran los resultados de la percepción de las ciclovías de la Mesa Regional de Movilidad de Santiago realizada en marzo de 2019, solo 12,04 km de ciclovías  se consideran dentro de un buen estándar, mientras que  62,69 km en un estándar regular y 121,22 km en uno bajo. 

Lo que da cuenta de que para avanzar hacia una movilidad sustentable, se requiere de las mejores condiciones para que esto ocurra. 

Sin agua no hay futuro

Sin agua no hay futuro

por Factor Liderazgo | 10 de febrero 2021 

Se dice que en la Tierra habitan 1,5 millones de especies diferentes de seres vivos. Sin embargo, esa cifra representa la cantidad de especies descubiertas, lo que indica que fuera de lo que conocemos podrían haber millones más. Ahora bien, a pesar de todas las diferencias, todas las especies tienen algo en común: dependen del agua. 

Sin embargo, los seres humanos hemos sido la única especie que ha creado herramientas para captar, almacenar y utilizar el agua como si no existiera fin. Represas, piscinas, canales y tuberías, son algunas de las creaciones humanas para hacer uso del agua, el que no vuelve a los ríos y si es que lo hace, es contaminado. 

Y sí, el agua pareciera ser un recurso infinito, sobre todo si pensamos que más del 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. El problema, es que de ese porcentaje solo el 2,5% es agua dulce y por lo tanto, accesible al ser humano. Si continuamos con los datos -entregados por Naciones Unidas- podemos identificar que son nueve los países que poseen el 60% de aquel recurso: Brasil, Rusia, China, Canadá, Indonesia, Estados Unidos, India, Colombia y la República Democrática del Congo. 

Si bien el reparto de los recursos hídricos es natural  y tiene más que ver con la geografía y el clima que con otros elementos, esta ha sido una fuente de disputa y de creación de desigualdades sociales, sumado a otros factores. Desigualdades que se acentúan por el calentamiento global, ya que si pensamos que el agua va a disminuir entre un 10% y un 50% (dependiendo de las regiones), las zonas que sufrirán más son las con mayor pobreza, puesto que mientras aumenta la disminución de recursos hídricos y de alimentos (por falta de agua), aquellas zonas también sufren un aumento de su población. 

Sostenibilidad

Se estima que para el 2050 en el mundo, seamos alrededor de 9 mil millones de habitantes, una gran cifra mientras vemos que disminuyen los recursos para mantenernos vivos. Para esa fecha, la mitad de los habitantes del planeta no tendrán acceso al agua potable y si no hay agua para tomar en un vaso, tampoco la habrá para la producción agrícola. Considerando que actualmente el 70% del agua dulce se utiliza en la agricultura. Y no es por alarmar pero, también se prevé que la industria textil, de transporte y de energía, entre otras, también requerirán del uso de agua. 

Por lo tanto, el foco recae en los efectos negativos que puede traer el cambio climático, pero sobre todo, en la administración de los recursos naturales. Según expertos, la forma en que seamos capaces de gestionar y optimizar el consumo de agua, será la clave para pensar en el futuro. 

Dentro de la gestión del agua, está el otorgamiento de derechos de uso a través de concesiones o licencias. En Chile, y porque estos derechos van en aumento, el 98% del agua tiene un uso industrial y el 2% es de consumo humano, según la información de Greenpeace. 

Sostenibilidad

A partir de un estudio de la Universidad de Chile, “Actualización del Balance Hídrico Nacional”, se dio a conocer que habrá una baja importante en la disponibilidad de agua (-50%) en un plazo de 10 años, por la disminución de caudales de los ríos y el aumento de temperaturas. 

Sin embargo, la situación de diferentes comunidades a lo largo del país que se han visto afectadas por aquella disminución hídrica, demuestran que las consecuencias de las malas gestiones, usos y del calentamiento global, son parte del presente y no una posibilidad de futuro. Según el informe Water Resource Institute, Chile está a punto de entrar en “extremo estrés hídrico”. 

Esto se pone más desalentador cuando vemos que los derechos del uso del agua en Estados Unidos entraron a la bolsa de Wall Sreet, lo que permite que las y los inversionistas puedan especular sobre la abundancia o escasez del agua. ¿Cómo se atreven? Diría Greta Thunbgerg. Ahora bien, las crisis pueden ser vistas como una oportunidad y en este caso podrían permitirnos cambiar la forma en que se han estado haciendo las cosas y así garantizar un futuro.

Con el cliente en el centro, EMOAC lidera una nueva visión del mercado energético en Chile

Con el cliente en el centro, EMOAC lidera una nueva visión del mercado energético en Chile

por Factor Liderazgo | 03 de diciembre 2020

En el 2010 menos del 1% de la energía total del país se generaba a partir de energías renovables no convencionales. En ese entonces el desafío -a nivel nacional- era grande: llegar a un 20% de la matriz renovable para el 2025. Estamos en el 2020 y la meta ya se cumplió, pero el proceso de transición energética continúa avanzando aceleradamente.  

“El mercado eléctrico en Chile se mueve muy rápido, vamos a la vanguardia a nivel mundial. Hoy día estamos hablando de descarbonización y es súper interesante para que las nuevas generaciones se den cuenta de la necesidad de hacer frente a los retos ambientales y sean parte de la solución”, dice Mauricio Olivares, director ejecutivo de EMOAC. 

El ejecutivo tiene la convicción de que la energía eléctrica es una de las palancas fundamentales para el desarrollo de las personas y los países, algo que la pandemia y la creciente digitalización de distintos ámbitos de la vida están profundizando. 

Dicha convicción –y responsabilidad– compartida por Mauricio Olivares y Vannia Toro los llevó a emprender, con todo lo que ello significa, y dedicar su empeño en la construcción de un proyecto que respondía a su visión y diagnóstico sobre el mercado energético. 

“Había muchos clientes que carecían de información. Había mucha asimetría en la información sobre lo que era la energía, básicamente todos los clientes pagaban las cuentas sin saber lo que había detrás”, explica Vannia Toro, Gerente de Mercados y Regulación de EMOAC. 

Agentes de Cambio

Así fue como los dos jóvenes docentes comenzaron a construir EMOAC, empresa que hoy es líder en inteligencia energética, entregando servicios de comercialización de energía sustentable y asesoría en proyectos de generación distribuida; además de tecnologías de monitoreo y gestión de suministro para la digitalización de la cadena de valor de sus clientes. 

Cuando en 2012 comenzaron con el proyecto, esta industria estaba en proceso de consolidación, por lo tanto fue complejo que las grandes empresas escucharan lo que estos jóvenes tenían para decir. Con el paso del tiempo, la voz de EMOAC y sus líderes se ha hecho más que necesaria. 

Liderando desde la energía 

Contrario a lo que se pudiese pensar, el liderazgo de EMOAC en la industria energética se origina, más que por su propuesta de energías renovables, por su visión pionera de expandir la transparencia en la información y, sobre todo, poner en el centro de la atención al cliente. 

Para Vannia, “traspasar la información y que las personas tomen las decisiones de manera super consciente, es parte de nuestra visión sobre cómo se tiene que trabajar».  Que el cliente manejara la información, que supiera del producto y mostrarle las oportunidades que estaban ocultas en la lógica con que se trabaja en la industria, fue una de las principales motivaciones para los emprendedores.  

“Las organizaciones tenemos que entender que debe existir transparencia en la información (…) y el cliente tiene que dejar de ser cliente y pasar a ser un partner, un socio estratégico”, esa es la manera en que Mauricio cree que se deben establecer las relaciones en la industria, y desde EMOAC avanzan firmes por este camino. 

Agentes de Cambio

El propósito es que los clientes puedan informarse y conocer cómo funciona el sistema de distribución eléctrica, lo que permite que se empoderen a la hora de tomar decisiones. La transparencia y confianza es el camino que han construido y en el que cree cada una de las personas que componen la organización. 

Ahora bien, en esta nueva forma de hacer las cosas, ellos se reconocen como parte de una nueva generación empoderada, “capaz de tomar decisiones, donde yo quiero saber y no me cuenten un cuento que tenga que creer porque sí”, como dice Toro. 

Transformando la distribución eléctrica 

Desde el empoderamiento, con un propósito y objetivos claros, Vannia y Mauricio están contribuyendo a transformar la industria de la distribución eléctrica. Según cuentan, antes del 2016 en Chile sólo había tres grandes empresas de generación de energía eléctrica, eso hacía que la información no llegase de forma correcta a los clientes, quienes simplemente pagaban. Sin embargo, poco a poco comenzaron a ingresar nuevos actores al mercado, movilizándolo y generando mayor competencia. 

Para Mauricio, la mayor transformación se dio cuando el cliente pudo ver los procesos de compra de energía, porque hay un creciente interés en saber qué es lo que se está pagando. 

Sin embargo, según indica, aún queda mucho camino por delante, sobre todo en materia normativa y regulatoria para el segmento de clientes residenciales (quienes reciben la boleta de la luz). En este sentido, el avance en materia energética que ha experimentado el sector ha hecho imprescindible actualizar el marco legislativo.

Para Mauricio la reforma a la distribución eléctrica que se discute actualmente en el Congreso podría ser clave para impulsar a Chile hacia una reactivación más sostenible y hacia una nueva era de la energía. Esta modernización, del cual el proyecto de Portabilidad Eléctrica es una primera parte, contribuye a poner a los usuarios en el centro de la toma de decisiones sobre los potenciales cambios tecnológicos y estructurales del mercado de la distribución eléctrica, mediante una adecuada separación de las actividades propias de los giros monopólicos, y la introducción de más y mejor competencia con grandes beneficios para el cliente final.

Trabajo en equipo, el valor de EMOAC

EMOAC ha logrado transformarse en una compañía líder en el mercado de la comercialización de energía, y pese a que quedan múltiples desafíos en los que avanzar, Vannia y Mauricio confían en su equipo, no sólo por la capacidad profesional de cada uno, sino más bien porque entienden que sin un trabajo humano y colectivo, no se puede crecer como organización. 

Escucha acá lo que dijo Mauricio Olivares al respecto: 

Eso sí, un valor clave que une a todos y todas en EMOAC, es la convicción sobre lo que están haciendo: un cambio profundo en el mercado eléctrico. Convicción que comenzó el 2012 con Vannia y Mauricio y que hoy moviliza a cada una de las personas del equipo. 

Lo mismo les pasó con Copec, cuando comenzaron a llamar la atención de diferentes marcas y empresas, concertaban reuniones buscando la posibilidad de afiliación, sin embargo, nunca compartieron el propósito y valor fundante: el cliente al centro.  Hasta que llegaron a Copec, que con la promesa de ser “primeros en servicio” y “atender bien al cliente” compartían su principio.

“Nos dimos cuenta de que no era solo una coincidencia leve, sino que había un espíritu muy similar”, dice Toro, quien reconoce que han logrado articular una relación de largo plazo con el grupo humano detrás de una de las empresas más grandes de Chile. De esta manera, se ha logrado crear un trabajo en equipo entre ambas organizaciones y que por lo demás, proyecta abrir nuevos caminos para el futuro de la energía. 

¿Qué impulsa a Vannia, Mauricio y a todo el equipo de EMOAC? La motivación de saber que lo que se está haciendo, es el camino correcto; camino que, por lo demás, han creado todos juntos. 

La locura por el hidrógeno verde

La locura por el hidrógeno verde

por Factor Liderazgo | 18 de noviembre 2020

El hidrógeno verde es el combustible del futuro, pero puede ser también del presente si Chile utiliza sus recursos para aumentar la producción en esta materia. Hace unas semanas el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, mencionó que “el país tiene la posibilidad de producir hidrógeno verde al menor costo en todo el mundo”,  pero sólo si hacemos las cosas bien, ¿qué significa eso?

En primer lugar, la urgencia está en el cambio de paradigmas, donde la responsabilidad medio ambiental y social esté al centro de los compromisos empresariales e institucionales. Este cambio permite establecer la necesidad de reemplazar los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables y así transformar los procesos industriales de producción. 

Hay que tener en cuenta que una de las metas del país es descarbonizar la sociedad y alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050. Lo que implica retirar de operación 28 centrales termoeléctricas de aquí a 2040. Transición que instala desafíos importantes en materia de producción y desarrollo, pensando que el retiro nos obliga a crear nuevas y mejores fuentes energéticas. 

sostenibilidad

Ahora bien, el hidrógeno como fuente energética no es nueva, en países como Alemania, Japón y Corea del sur hace 25 años que se implementa. Sin embargo, la producción verde, es decir no contaminante, tiene un costo de implementación muy alto, requiere de conocimiento y preparación, además de energías renovables como el sol y viento que permitan esta producción.

Lo anterior no es sencillo de conseguir, y justamente es ahí donde Chile tiene una ventaja importante en esta carrera por el hidrógeno verde, el que se estima puede reemplazar el gas natural y carbón. Y  para el 2050 podría representar la mitad del mercado del petróleo a nivel mundial. 

Los cielos limpios del norte y el viento constante del sur, permiten que Chile sea el país que tiene la posibilidad de producir hidrógeno verde al menor costo en todo el mundo, pero tal como se mencionaba anteriormente, si no se orienta el desarrollo hacia modelos de  producción sostenibles, es difícil que se haga la inversión requerida y posterior, que se logre reducir el precio de producción. 

Ahora bien, los beneficios pueden ser muy grandes e importantes, como por ejemplo, que para el 2050 la exportación chilena de hidrógeno verde pueda equipararse a la de cobre. Sin embargo, Chile no está solo en esta carrera, Japón es uno de aquellos países que hoy lidera la producción.