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Greenpeace: poder y voz social en la defensa del medioambiente

Greenpeace: poder y voz social en la defensa del medioambiente

por Valentina Rey | 03 de marzo 2021 

La lucha por la protección del medio ambiente ha sido dura, desgastante y muchas veces desesperanzadora. Son muchos temas que abordar, muchos problemas que visibilizar y sobre todo, muchas acciones que modificar. ¿Qué priorizar? Descubrirlo ha sido un gran desafío para los colectivos y organizaciones medioambientales, ya que todo parece ser igual de importante. Sin embargo, durante mucho tiempo la agenda estuvo marcada por la preocupación por el cambio climático y la protección y liberación del agua. Y en eso, el problema del plástico, como tema secundario, comenzó a ser más importante debido a su acumulación. 

Cada año que se dejó pasar, se empezó a acumular y por lo tanto, las cifras relacionadas al consumo de plástico aumentaron exponencialmente. Como explica Soledad Acuña, encargada de sostenibilidad de Greenpeace, se transformó en una bola de nieve, de la que si no nos hacíamos cargo ahora, prácticamente se opacarían los otros propósitos de campaña”. En cada acción que realizaban, con el foco puesto en el Océano, los derechos del agua y la protección de los glaciares, entre otros temas, siempre aparecía el plástico como un problema transversal. Lo que motivó a la organización a iniciar una campaña para reducirlo y eliminarlo de la vida cotidiana. 

La última campaña “Chile sin plásticos” de Greenpeace fue catalogada como inédita. Esto, porque se reunieron 30 figuras públicas, actores, periodistas e influencers, que amplificaron la voz de casi 80.000 firmas con las que cuenta la organización en esto que han llamado un movimiento social por la eliminación del plástico.

“Evidentemente se está generando, no una campaña, sino un movimiento, que es el movimiento de Chile sin plástico, que es el que nosotros/as esperamos haga despertar a las autoridades”, dice Acuña, quien reconoce que Greenpeace es más que un nombre o marca, “es la voz de muchas personas que firman una campaña y que ven una esperanza en nuestro poder”. Por lo tanto, la responsabilidad es grande: amplificar esa voz para generar cambios.

Tres años lleva el movimiento de “Chile sin plástico”, el que comenzó juntando firmas de distintas organizaciones de la sociedad civil, de diferentes personas y algunas figuras públicas. Cuando se logró la ley que prohíbe las bolsas plásticas, el triunfo se sintió de forma colectiva y ahí vieron lo importante que era la presión popular para generar el cambio cultural, porque finalmente es eso, un cambio de prácticas cotidianas donde se requiere la participación de todos los sectores de la sociedad. 

Teniendo eso en cuenta, hoy la organización junto al movimiento, va por más. Puesto que el problema del plástico no es estético, sino más bien de salud para todas las especies que componen el Planeta. El plástico nunca se descompone en menos de 100 años, solo se fragmenta. Por lo tanto, debido a su excesiva producción y propiedades, lo que muchos no saben, es que nosotros lo consumimos de forma micro fragmentada en el agua o en algunos alimentos (sin darnos cuenta), mientras otras especies mueren por ingesta o atrapamiento. 

¿Qué hacemos para evitarlo? Esa pregunta es la que hace feliz a Greenpeace, puesto que cada vez aparece más, lo que da cuenta de un gran interés social y ciudadano en torno al cuidado medioambiental. Pero en este cambio, para Acuña las empresas se han quedado muy atrás. “Nosotros como ciudadanos estamos haciendo mucho, nos estamos esforzando harto (…) Sin embargo, pareciera ser que ese esfuerzo es solo de los ciudadanos y aquí hay responsabilidades compartidas. Las empresas, el comercio y las industrias tienen que tener el mismo despertar”, dice. 

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Foto: Greenpeace

La voz de Greenpeace 

Soledad Acuña entró a trabajar hace cuatro años a Greenpeace, antes había participado como voluntaria. Ahora, como encargada de sostenibilidad, tiene la responsabilidad de buscar que se sumen más socios y socias y nutrir de información las diferentes campañas, ya que para ella “no son caprichosas, y para esto la participación de las y los socios es fundamental. Ellos son los dueños de Greenpeace. A veces ellos mismos nos van diciendo hacia dónde dirigir la organización en temáticas, acciones, comunicados, etc.” 

Greenpeace es financiado solo por socios y socias, no reciben apoyo ni aportes de empresas, gobiernos, ni institutos de estudio, universidades y menos partidos políticos, como dice Acuña. Eso les permite mantener una distancia de aquellos intereses particulares que podrían mermar una campaña. Las que nacen a partir de estudios y datos,  “con eso buscamos reunirnos, mandamos cartas, nos contestan y a veces no (…)», explica la vocera de sostentabilidad, recordando una manifestaciones de Greenpeace del año 2018.

Y es que defender el medio ambiente ante los crímenes ambientales es el propósito que moviliza a cada activista, socio, socia y miembro de Greenpeace. Es lo que permite crear cada campaña, cada movimiento que realiza la organización. Aunque siempre todo es “testeo y error. Miramos y probamos, seríamos muy soberbios si dijéramos que estamos seguros. Siempre está el miedo de que no va a salir, hemos cometido muchísimos errores, pero en el momento es luz, cámara y acción”, relata Soledad. Quien además menciona que para que una acción o campaña sea evaluada positivamente, se requiere coherencia absoluta, es decir, que no contamine y que vaya en la línea de la responsabilidad medioambiental. 

Ahora bien, como a todas las organizaciones de la sociedad civil, la pandemia instaló nuevos desafíos, sobre todo en la comunicación. En ese sentido, las campañas han ido variando y han tenido un giro a acciones digitales, algo que si bien no es nuevo para Greenpeace supone un esfuerzo doble, puesto que en confinamiento es la forma que tienen para comunicarse.

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Foto: Greenpeace / Noel Guevara

El rol de las empresas en los cambios 

Durante los últimos años, es imposible negar que ha existido un aumento en la consciencia individual y colectiva en torno a la responsabilidad medioambiental. Y pese a que, como organización hacen todos los esfuerzos para que las marcas y empresas asuman aquellos compromisos de forma real, han recibido muchas negativas en torno a los cambios que se deben adoptar. Sobre todo cuando se trata de la utilización de plástico.

Hoy, para Soledad, la solución es que las empresas asuman un costo financiero si no se respetan las medidas sostenibles que muchas veces están en los discursos, documentos y proyectos, pero no en la práctica ni en el cotidiano. 

“El dolor de las empresas está cuando les pegas financieramente. Yo sé que la responsabilidad social, la sostenibilidad ha aumentado, pero en la medida de que no hayan penalizaciones fuertes, duras, las empresas van a seguir haciendo lo que quieren. Porque ese ha sido el principio, detrás de todo crimen medioambiental, extractivista, hay fines comerciales”, dice Acuña. Ahora bien, esto no significa frenar el crecimiento, todo lo contrario, sino más bien volcarlo a la sostenibilidad.

Las nuevas generaciones: el motor de cambio 

Si algo pareciera estar claro, es que estamos avanzando. Dejamos de lado la despreocupación y hoy hay más consciencia sobre la necesidad de cuidar y respetar el medio ambiente. Y en este camino, que recién comienza, Acuña cree que lo importante es no angustiarse, es saber que estamos haciendo lo mejor posible dentro de lo que se puede. Pero fundamentalmente que hay un otro, “comprender que vivimos en un sistema donde todos tienen que participar y tienen que recibir el mismo beneficio que recibo yo”, dice. 

“Nosotros no vamos a alcanzar a ver el colapso sistémico medioambiental, pero si lo van a empezar a ver nuestros sobrinos, hijos, personas que uno quiere mucho. Y eso es tremendamente triste, es como decir “pucha yo pude haber hecho algo”. Ese llamado a la consciencia de saber que nuestras acciones impactan en un otro, es el primer paso para la ecología”, explica Soledad. 

Y probablemente este aumento en la consciencia colectiva se debe, mayoritariamente, gracias a las nuevas generaciones, las que para Soledad, además de ser el motor de cambio, son las que nos tienen que dirigir hacia el futuro. Escuchar a las y los niños, hoy ser nosotros los aprendices, porque somos nosotros los que estamos en deuda, ese sería nuestro rol. «Las nuevas generaciones esperan mucho más de nosotros, que nosotros de ellas. Nosotros estamos muy al debe con las nuevas generaciones, estas ya vienen con un ADN verde», finaliza Acuña. 

Movilidad sustentable: el reto para el 2021

Movilidad sustentable: el reto para el 2021

por Factor Liderazgo | 23 de febrero 2021 

Cuando se piensa en la recuperación de los países post crisis del Covid-19, no sólo se hace desde la perspectiva económica, sino también desde la perspectiva social y medio ambiental. Puesto que si algo positivo produjo la pandemia, es que reafirmó la tesis que de la forma en que hemos estado viviendo y habitando el Planeta ya no puede seguir siendo la misma, esto si es que queremos continuar habitandolo. 

Por lo mismo, se requieren de los cambios más pequeños, a los más grandes para pensar en el futuro. Y cabe destacar que dentro de aquellos cambios, la forma en que nos trasladamos también es algo que debemos modificar. Y es complejo porque sí, nos asustan los cambios, sobre todo los que buscan transformar nuestra cotidianidad. Por lo que no es raro que nos resistamos a estas nuevas formas de hacer las cosas, aún así, lo raro y complicado, pensando en el futuro del mundo y lo que puede pasar, sería no avanzar hacia aquellas transformaciones, pese a los miedos que puedan surgir en el camino. 

En esa línea ¿qué significa modificar nuestra actual forma de transportarnos y movilizarnos por la ciudad? En pocas palabras, podríamos decir que hablamos de un modelo de traslado bajo en consumo y emisión de carbono, por ende saludable tanto para nosotros como para el medio ambiente. Lo interesante de este “modelo” es que no hay una sola forma de aplicarlo, sino más bien varias, que buscan acomodarse a nuestras preferencias e intereses.

Sostenibilidad

Menos autos y más bicicletas o caminatas, son parte del concepto de movilidad sustentable, modelo de traslado y ciudad que permite a las personas trasladarse sin generar emisiones contaminantes. Esto, además de ser responsable con el medio ambiente, permite hablar de un modelo más accesible, eficiente, seguro y equitativo para todo tipo de personas y necesidades, según especifican desde Greenpeace. 

En esta línea y porque la movilidad sustentable es un desafío importante de cara al 2021, en Chile ya se comenzó a trabajar para hacer de esto una realidad. Puesto que es necesario generar todas las condiciones logísticas y espaciales, que permitan adaptar la ciudad a la utilización de bicicletas, patines eléctricos, etc. 

Sostenibilidad

Según datos de Bike Santiago, luego del confinamiento del 2020, el uso de bicicletas compartidas aumentó en un 282%. Las cifras muestran un cambio importante entre abril y noviembre del 2020, desde agosto el aumento fue de un 40%, seguido de un 169% y 287% de septiembre y octubre, en comparación con abril. Si bien se entiende que la pandemia y la distancia social son factores claves que influyen en este aumento, son elementos que permitieron mostrar y fortalecer esta nueva forma de hacer las cosas. 

Por lo mismo, las autoridades del país han manifestado en diferentes oportunidades que ya se encuentran trabajando en un plan de movilidad sustentable para las personas que permita asegurarle a todas y todos que, independiente de la edad, género y condición social, tendrán acceso y derecho al uso de un sistema de transporte responsable con el medio ambiente y la calidad de vida de las personas. Porque no olvidemos que nuestros pulmones inhalan el aire contaminado. 

Tal como menciona el informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, de la ONU, el transporte produce una cuarta parte de las emisiones de gases que provocan el cambio climático. Reducir la emisión de gases es entonces uno de los desafíos prioritarios si queremos frenar el calentamiento global. 

Si bien se está avanzando, aún queda mucho por hacer en el país, sobre todo en materia de logística y construcción de ciclovías en buen estado que permitan este cambio en la movilidad. Esto, porque como muestran los resultados de la percepción de las ciclovías de la Mesa Regional de Movilidad de Santiago realizada en marzo de 2019, solo 12,04 km de ciclovías  se consideran dentro de un buen estándar, mientras que  62,69 km en un estándar regular y 121,22 km en uno bajo. 

Lo que da cuenta de que para avanzar hacia una movilidad sustentable, se requiere de las mejores condiciones para que esto ocurra. 

Triple impacto: el compromiso de las empresas

Triple impacto: el compromiso de las empresas

por Factor Liderazgo | 15 de febrero 2021 

Independiente del tamaño, rubro y objetivo comercial, toda empresa y organización genera un impacto en la sociedad, para bien o para mal. Tal vez es por eso que muchas empresas han visto como su reputación se desvanece, llegando a perder la licencia social para operar. Y es que en la época de la información, la conectividad y la creciente preocupación por el bienestar social y medio ambiental, los focos están puestos en todas aquellas acciones que pueden mejorar la calidad de vida de las personas, de la misma manera que aquellas que pueden empeorarla. 

Por lo tanto, cuando se habla de responsabilidad social empresaria, puede pensarse desde el compromiso con las y los trabajadores de la organización, en crear un ambiente laboral estable, de crecimiento y donde las personas siempre estén en el centro. Pero también, se puede ir un paso más allá y modificar todo un modelo de negocios en pos de aquella responsabilidad.  

Esto, porque se es consciente del impacto que la organización tiene en su entorno. Por lo tanto, el propósito organizacional y el modelo de negocios se vuelcan hacia lo que conocemos como triple impacto: social, medioambiental y financiero.

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Sin duda esto está muy relacionado con la sostenibilidad, ya que generar un triple impacto permite que la empresa y organización se sostenga a lo largo del tiempo, puesto que económicamente es viable y produce ganancias; socialmente es validada; a la vez que contribuye a respetar y cuidar el medio ambiente. Muy por el contrario, las empresas que no son conscientes de esto y no vuelcan su cultura organizacional y modelo de negocio al impacto que pueden producir, tienden a reducir su permanencia. 

Ahora bien, el triple impacto de las empresas no se plantea como una norma obligatoria que debe ser asumida por todas. Pero si es parte de esta  nueva forma de hacer las cosas que hoy la ciudadanía exige, desde el empoderamiento y conciencia de que para seguir habitando el planeta, es necesario cambiar nuestra forma de relacionarnos, tanto con el medio ambiente como con las personas. 

Y en esa línea, ¿qué sentido tiene que una empresa genere ganancias económicas mientras agota los recursos naturales? Porque al final, el descuido medioambiental permea la existencia del medio y las personas. 

Una nueva economía, verde, se plantea como una que confirme el compromiso de las empresas y organizaciones a implementar nuevas formas de producción y actividad, que generen ganancias monetarias, pero también que aporten al bienestar de las personas, las comunidades y el medio ambiente, aportando un valor integral real. Por lo tanto, en las empresas de triple impacto, las ganancias no se miden sólo desde lo económico.

Especial Medio Ambiente

Ahora bien, para promover aquellos cambios al interior de las empresas y organizaciones, se requiere de líderes que comprendan la necesidad de estar en permanente diálogo y conexión con la ciudadanía, con sus demandas y necesidades. Esto, posibilita mantener la licencia social para que las organizaciones y empresas puedan mantenerse y seguir produciendo aquel valor financiero, medioambiental y social que requieren los nuevos tiempos.

Edificios que ahorran energía ¿cómo es eso?

Edificios que ahorran energía ¿cómo es eso?

por Factor Liderazgo | 13 de Octubre 2020 

 

Cuando hablamos de medio ambiente, tendemos a volcar la mirada a fábricas y sistemas de producción altamente contaminantes. Sin embargo, y pese a que muchas personas no lo saben, los edificios son los principales contribuyentes a la emisión de dióxido de carbono, representando aproximadamente el 40% de la emisión mundial de CO2, según datos entregados por la Organización de las Naciones Unidas. 

Y si bien está situación podría empeorar por el desarrollo acelerado de varios países como Brasil, China e India; la tendencia por construir edificios inteligentes va en aumento. Si bien hace varios años existe el desarrollo de este tipo de proyectos, la intensidad actual  con la que se exige cuidar al medio ambiente, ha obligado a poner en el centro de la discusión empresarial la construcción de smart buildings. 

Estos, son inteligentes precisamente porque generan un impacto menor en el medio ambiente, reducen los costos operacionales a través de las tecnologías que permiten una óptima utilización de los recursos y a la vez, mejoran la calidad de vida de las personas gracias a la automatización. 

Algo que resalta en este tipo de proyectos, es que las instalaciones eléctricas, de seguridad, administración de energías e informática, entre otras, se realizan de forma integrada y eficiente. 

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Por otro lado, la inteligencia de estos edificios, o más bien de estos proyectos, es que aseguran eficiencia mediante energías y combustibles renovables, lo que es más rentable. Ahora bien, la inteligencia depende de la disponibilidad de la energía, por lo que es necesario contar con energía de respaldo para evitar cualquier tipo de falla que pueda afectar la funcionalidad y la rentabilidad de estos proyectos. 

Según un diagnóstico de oportunidades para el desarrollo de edificios inteligentes en Chile (2015),  el desempeño energético de estos proyectos, se ha transformado en una nueva herramienta de valoración de activos. En la misma línea, un estudio del Consejo Americano para una Economía Eficiente de Energía, proyectó que “los edificios comerciales podrían ahorrar hasta $60 mil millones de dólares si las inversiones en eficiencia energética se incrementaran en solo 1-4%”. 

Además de sustentables y bajos en emisión de CO2 y aguas servidas, los Smart Buildings permiten manejar de mejor forma la gestión del inmueble, reduce los costos de mantenimiento, es más económico para el cliente, tienen una mayor vida útil y algo escaso en estos tiempos, le permite aumentar la reputación a la compañía.

Si bien la tendencia de implementar edificios inteligentes va en aumento en América Latina y el Caribe, hasta la fecha en Chile no son muchos los proyectos inmobiliarios los que siguen esta línea. 

Sin embargo, si los hay. Uno de esos es la Torre Titanium; el rascacielos ubicado entre las comunas Vitacura, Providencia y Las Condes. Este cuenta con una tecnología eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Sus muros permiten la entrada de luz natural, minimizan la radiación solar y climatizan de forma independiente los sectores según las diferentes necesidades. Eso, sumado a otras características que permiten situar este rascacielos en la categoría de Smart Building.

Otro de los edificios inteligentes ubicados en Chile, es Beauchef Poniente; el proyecto de edificación educacional de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. Entre sus características, destaca la capacidad de ahorro energético (39%), los monitoreos de niveles de CO2, la implementación de sistemas de control lumínico y térmico y la reducción de un  45% en el consumo de agua potable. 

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Fundación Basura y SUDA Outdoors: una alianza con propósito

Fundación Basura y SUDA Outdoors: una alianza con propósito

por Factor Liderazgo | 06 de Octubre 2020

Desde el 2014 Fundación Basura trabaja para contribuir en la prevención y gestión sustentable de residuos en el país. Hasta la fecha, han recuperado y transformado 260.000 kg de basura beneficiando directamente a 33.000 personas. Durante los seis años de trabajo, han desarrollado diferentes proyectos enmarcados en tres líneas de acción: asesorías, investigación y educación. 

Es a partir del último eje, el educativo, es que junto a SUDA Outdoors, la aplicación que permite descubrir rutas para más de 40 deportes y actividades al aire libre en Chile y el resto de Sudamérica; desarrollaron una estrategia deportiva-educativa que busca integrar en la vida de las y los deportistas una visión responsable con el medio ambiente y libre de basura.  

Como estamos en la era de la digitalización, el proyecto desarrollado por ambas  organizaciones  funciona a través de plataformas multimediales y digitales. Desde sus redes impartirán una “educación socioambiental responsable para los(as) distintos usuarios(as) amantes del outdoor” según detalla el convenio, que fue lanzado el 24 de agosto de este año, en el marco del día de los Parques. 

La directora ejecutiva de Fundación Basura, Macarena Guajardo, señaló que “esta alianza es una gran oportunidad para generar conciencia en torno a la importancia de proteger el entorno natural que nos genera tanto bienestar y disfrute, a través de experiencias educativas en conjunto”.

Fundación Basura y SUDA Outdoors

Conectar con la naturaleza mediante el deporte, pero también desde el cuidado; ese es el llamado que hacen las organizaciones que lideran el proyecto. A través de las diferentes plataformas digitales buscan desarrollar tres tipos de experiencias diferentes para promover la práctica de una vida sin basura y responsable con la naturaleza. 

En primer lugar, el trabajo se ha orientado a difundir e instalar la educación socioambiental mediante sus canales digitales. A través de las plataformas y redes sociales de cada organización han estado exhibiendo una serie de publicaciones educativas, como por ejemplo “tips para reducir la huella de carbono”. 

Otra de las experiencias que promueve esta alianza con propósito, es una serie de desafíos deportivos digitales mediante SUDA App. Y la tercera, es una experiencia práctica de educación y deporte al aire libre a través de actividades organizadas entre Fundación Basura y SUDA Outdoors. 

Según detalla la encargada de Triple Impacto de SUDA en el comunicado de lanzamiento, “esta alianza viene a potenciar el corazón de SUDA, que es cuidar, restaurar y proteger la naturaleza a través del deporte outdoor. Siempre decimos que es necesario conocer para proteger…haciendo referencia  a no sólo conocer el lugar, sino también los principios para llevar una vida con mínimo impacto socioambiental”.